Capítulo 17: ¿Qué haces con un millón?

Voy decidido a cruzar la frontera, esa línea imaginaria útil en el colectivo de los hombres que me quita el título de  local para ser catalogado como extranjero. El norte peruano se encuentra sumido en emergencia. Un fuerte invierno atesta las regiones del norte causando huaicos  e inundaciones. Aquello no es motivo para detenerme pero si para ser precavido de los lugares que pretendo pisar. Es por ello que decido ingresar por el control fronterizo “La Balsa” ubicado en el sureste de la provincia de Loja ingresando a ceja de selva. No debo esperar mucho hasta que un primer auto me lleva. 

—Trabajaba como mediador entre las empresas petroleras con las comunidades indígenas—. Me comenta el conductor mientras baja el volumen de la radio—. Es algo increíble, te explico— empieza mientras me mira a ratos por el retrovisor—. Vamos como comisión a hablar con el jefe de la tribu, te hacen sentar unos frente a otros. Comienza la reunión, ellos poseen su traductor pero siempre te están mirando a ti. Son reuniones de alta tensión porque ante cualquier gesto de disgusto o de enojo de parte tuya pueden considerarlo como ofensivo aunque no y ahí se pone buena la cosa. El jefe se levanta sin decir nada y se va dejándote bajo la fija mirada de lanzas que te invitan cortésmente a irte.

Se rio por su ultimo comentario y girando el volante continuo.

—El auto no llega contigo a la comunidad, lo debes dejar a unos 5 kilómetros que debes volver con la cabeza gacha a esperar al siguiente día que al jefe se le quite la afrenta para que te vayan a buscar para continuar con la negociación. Todo ese trámite que lo máximo que me duro fueron 10 días es solo para obtener la autorización que permitan ingresar a su comunidad a buscar si es que hay petróleo.

…Escucha que se pone mejor. Cuando tienes el permiso se les paga. Una comunidad no llegan a ser más de 600 miembros que poseen más de mil hectáreas. El pago que hace el estado fluctúa por encima de los 500 000 dólares llegando a alcanzar el millón de dólares en algunos casos. ¿Qué haces con un millón de dólares?

—Ni idea.

—Bueno, para nuestra lógica lo que haríamos fuera invertir o comparte un carro o una casa. Ellos nos piden que le mandemos un camión entero de cerveza ¡Un camión! En ese periodo entran a una serie de festejos continuos donde todos empiezan a casarse, a divorciarse, se bautizan, festejan por lo que sea con tanta cerveza y chicha que es algo que no llegar a comprender el nivel.

…Se le paga a los diversos miembros mayores que son otros personajes. Había una vez un viejito que nos pedía su paga en billetes de cinco dólares, se le pagaba como dos mil dólares. Él decía que mientras más billetes tuviera, más riqueza tendría. Algo de lógico tenía. También conocí otro anciano que los cheques que se le daban el los pegaba como fotos en su pared, él en comparación del otro consideraba a estos papeles como recuerdos. Date cuenta que algo tan necesario para nosotros en nuestro día a día para ellos no representa nada más que papel— tragó saliva—. ¿Has escuchado hablar sobre las comunidades del milenio?

—Un poco, casi nada.

—Presta atención que aquí te viene otro dato. Las comunidades del milenio son ciudades diseñadas en la amazonia hechas con el excedente del dinero que deja el petróleo. La idea es muy buena porque trae consigo una mejor forma de vivir y a su vez normas de urbanidad, pago de servicios básicos y demás cosas que para nosotros son normales pero para algunas comunidades no. Te planteo la siguiente cuestión: Si te ponen nuevas reglas de juego a tu forma actual de vivir donde debes cambiar muchos de tus hábitos por nuevos que no son de tu agrado ¿Lo harías?¹

El tiempo no dio para más cuando llegamos a Vilcabamba, el carro se perdió por las calles y luego de un breve desayuno seguí esperando con la mano en alto.

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1. La información sobre las comunidades del milenio que se presentan en este artículo corresponden expresamente al conductor como parte del dialogo que se dio.