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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Capítulo 6: Esta es la realidad.

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El pequeño pueblo de Baños se encuentra ubicado en la provincia de Tungurahua, justo en la parte oriental de la gran cordillera de los Andes. Está rodeado de montañas y posee cerca grandes atracciones naturales como es el Pailón del Diablo, una cascada impresionante donde sus inclinadas escaleras son tan asombrosas como la mismita cara del diablo que te saluda eternamente tallada en la roca. También está cerca el columpio del fin del mundo. Menearte junto al abismo mientras contemplas a la mama Tungurahua en todo su esplendor. Camino por las calles del pueblo. Voy por donde sea sin mapa con la incertidumbre de la tranquilidad de aquellas calles que me acogen en mi locura. Camino doblando de esquina en esquina hasta que se acaba el adoquín. Donde termina la urbe comienza la aventura. Un letrero celeste indica el nombre del camino que se me presenta: “El sendero de la Virgen.” El suelo de rocas y tierra aún se conserva húmedo del rocío de la madrugada. De la copa de los arboles...

Capítulo 5: El primer poema de la calle

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Recostado en una baranda del parque veo los buses llegar e irse. Ya se han subido dos vendedores de dulces, un guitarrista y un rapero. Al estar allí en las gradas no encuentro las palabras adecuadas para subir. Es un miedo absurdo que tengo de encarar al chofer. Cinco “no” consecutivos. Algún error debo estar cometiendo, tal vez no me entienden a lo que me refiero cuando digo: dar una poesía. Doy mi brazo a torcer y me regreso temprano a Baños. “Aprende a sacarle el dinero de la calle.” Son las palabras de Florencia que retumban en mi cabeza. Este día no ha sido el mejor para alcanzar aquello. Estoy aún lejos de alcanzar la supervivencia, el tiempo corre y el dinero se agota. Luis A. Martinez, reconocido escritor ecuatoriano conocido por su novela: A la Costa. Nuevamente intento vencer a los buses pero el fracaso me tumba para atrás. Esta vez tengo una nueva estrategia que pienso mientras camino. Julián me ha dado un consejo que estoy dispuesto a tomar. Sacó de...

Capítulo 4: Hospedajes.

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Hay un tipo de hospedaje que no se encuentra en ninguna página de internet. Lugares donde se puede pasar una cómoda y agradable noche sin requerir de hacer check in , mucama o mucho menos una llave de habitación. Gracias a Florencia y Julián tengo el gusto de conocer a la Casa de Martha. Construcción de dos pisos donde en su planta baja funciona un hostal sin letrero donde sus huéspedes llegan gracias a las indicaciones que se dan en el boca a boca o porque antes han estado aquí. Cuatro habitaciones con dos camas cada uno, colchones en la sala, cocina comunitaria, televisión por cable, una mesita con cuatro sillas en medio de la sala, un baño con agua caliente, Wi-Fi y una pila para lavar ropa. Todo esto por el módico precio de 2.5 dólares ¡Dos cincuenta! —Las habitaciones están vacías —me indica Florencia señalando— esa es la nuestra, y en la de acá está el parcero. Julián se ríe en esta última parte y mientras camina hacia su habitación agrega: “Ya verás cuando conozcas...

Capítulo 3: Consejos.

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Acabo de llegar a la ciudad de Ambato. De esta tierra salió una pluma vehemente que atacó sin piedad a una dictadura, de aquí salió el autor de los versos “Los primeros los hijos del suelo” y de aquí salió un tercer Juan cuya historia desconozco. En la terminal de buses estoy parado. La gente va y viene ocupada en sus asuntos. “Suba que nos vamos” grita algún oficial. Una doble avenida se presenta frente a mí con el transito que se acerca al medio día. Unas luces de taxi me hacen juego y niego con la cabeza. “¿Y ahora?” me pregunto junto a un profundo suspiro. No tengo claro para nada qué debo hacer. En otros tiempos el plan era fácil: ir a buscar un hospedaje, dejar el equipaje en un lugar seguro y luego ir a visitar los puntos turísticos de la ciudad pero hoy son nuevos y distintos tiempos. Debo ser sumamente cuidadoso e inteligente con mis decisiones ya que poseo una fuente de recursos finita, muy finita. Por ahora el hambre no ataca así que lo mejor será caminar. ...

Capítulo 2: La suerte está echada.

El teléfono no ha parado de sonar. Ya se han enterado en casa con menos de doce horas de anticipación. Mi hermano no ha podido guardar el secreto hasta mañana, pobre él en ser el mensajero del diablo y tener que decirle tan “polémica” noticia a la familia. Él me llama pidiéndome disculpas y a su vez me alienta a alzar el vuelo. Insiste en las disculpas y que me vaya ahora mismo antes que alguien ose en impedir el periplo. --La decisión está tomada— respondo para calmar su insistencia– No voy a desertar sin haber intentado. Se despide con el mejor de los deseos que un hermano mayor puede pedir por el menor. Tiro el celular a la cama con la pantalla hacia arriba. Entra una nueva llamada: mi madre. No tengo la valentía de contestarle, no tengo la valentía de predecir sus palabras y poder justificarme. Por eso he dejado con mi hermano una carta con todos los argumentos –cuando la razón aún era válida- explicando el porqué de esta osada pero necesaria decisión. Veo lo que se...

Capítulo 1: Insatisfacción.

Insatisfacción, si, insatisfacción. Es una palabra muy adecuada para definir el deplorable estado en el que me hallo ante una realidad abrumadora donde los segundos se han convertido en eternas horas de acero que poco a poco se han ido afilando y cada vez que se mueve el segundero, un eterno tiempo de insatisfacción se clava en mi agónico ser. Lentamente me voy consumiendo por la desagradable sensación de estar perdido en un barco en medio del desierto. Ni porque sea un día agradable como este donde el sol irradia bondadosamente sobre el verde del pasto de aquí, en el parque de allá y al final majestuosamente duerme un coloso llamado Cotopaxi. Lo que todos ven brillante y colorido para mí no es más que opacos matices apagándose con el correr de ese imparable segundero. Este salón tiene la forma perfecta de una celda comunal, de una fosa común de ideas muriendo donde poco a poco voy perdiendo el aliento y un desagradable sabor de derrota me invade la boca. Estas paredes deben ser de p...